ONCE DEL OCHO. LA CORDADA
Once del ocho: la cordada. Hay días que nacen como cualquier otro y acaban convirtiéndose en abrazos que duran toda una vida . La madruga de aquel once del ocho me desperté sin sospechar que estaba a punto de vivir una jornada que cambiaría el rumbo de mi vida para siempre. El destino me puso, sin previo aviso, frente a quien después sería vuestro padre. La historia de ese día en la montaña la habéis escuchado incontables veces en nuestras reuniones familiares. Y sabéis que las casi tres décadas que siguieron a aquel domingo estival han sido, sin duda, las más felices de mi vida. Caminar junto a él por tantos y tan diversos senderos me forjó como ser humano, me ayudó a crecer, a ser mejor persona y me transformó profundamente como mujer. Pero, sobre todo y sin ninguna duda, lo mejor de esta travesía habéis sido vosotros tres. En los primeros años de vuestra infancia me hicisteis sentir infinitamente admirada, necesitada, útil y, sobre todo, amada. Aquellas miradas vuestras lo dec...