LA FORTALEZA DE LOS COLORES

 



Esta mañana, una buena amiga me ha sorprendido con un mensaje.
En él venía una fotografía que, de inmediato, me ha transportado a los paisajes de mi infancia.
La imagen es obra de @analoart, una creadora de contenido jacetana que tiene un don especial para detener el tiempo y atrapar en su objetivo la esencia de lo cotidiano.

Al contemplarla, no solo he reconocido el lugar, sino que también he sentido un torrente de emociones.
Los colores, intensos y vibrantes, parecían contarme una historia propia.
Impulsada por ese instante de conexión, me han surgido estas palabras que comparto aquí: 


La base, en un verde profundo de esperanza que me sostiene,
se prolonga hacia los muros robustos del castillo,
encendidos en un vibrante anaranjado,
vitamina que me nutre y me resguarda.

Custodiando base y muros, las montañas grises,
cual ceniza ancestral, me conducen a mis raíces
y me recuerdan quién soy.

Todo queda envuelto por el azul celeste,
surcado de nubes blancas,
que me transmiten calma y serenidad
para seguir avanzando.

En lo más alto, unas pinceladas de verde oscuro
me devuelven a la cruda realidad,
reafirmando mi fortuna
de contemplar tanta belleza singular.


Quizá sea solo eso  lo que nos regalan los paisajes y los momentos detenidos en una fotografía: la oportunidad de reencontrarnos con nosotros mismos. La invitación a mirar a nuestro alrededor con atención, a descubrir los colores que nos conectan con nuestras raíces y que nos recuerdan que, incluso en lo más cotidiano, en aquello que vemos con frecuencia, puede haber belleza inspiradora.








Comentarios

Entradas populares de este blog

Un último deseo

DONDE HABITAN MIS MARIPOSAS

Juntos hasta la última cima